lunes, 30 de noviembre de 2015

Mi cuerpo, mi vehículo y mi templo.


Cuando el 22 de Junio del 2006 debute con Diabetes Tipo 2, después de la crisis hospitalaria y salir bastante maltrecho de mi organismo en general, hice la promesa a familia y amigos de cuidarme a toda costa y en todo momento.
Así fue como inicie un camino de aprendizaje (que no terminará nunca):

De una enfermedad y su manera de controlarla,
De mi organismo y sus distintas reacciones a ejercicio, comida y medicamento,
De mi estado anímico y su influencia en mi organismo,
De alertas y señales que el cuerpo manda, sobre todo a hacerles caso.

En aquel entonces me llene de rabia y coraje contra mi mismo, me juzgue muy duro, llore mucho y muy amargo por haber caído de una manera tan estrepitosa ese 22 de Junio, sobre todo por ignorancia, porque quizá con un poco más de cuidado y conocimientos no hubiese sido tan caótico. Lo que más lamenté fue haber puesto de cabeza a toda mi familia, ¿Ellos que culpa tienen?

En fin, familia y amigos me arroparon, cuidaron y gracias a ello salí adelante en este nuevo viaje o condición de vida llamada “Vivir con Diabetes”. Desde un inicio “me puse las pilas” y aprendí muchas cosas que aplico día a día y puedo presumir de un buen control, digno de ser tomado como ejemplo.

Desde ese día entendí que nuestro cuerpo es el único vehículo con el que contamos para realizar sueños, lograr metas y objetivos así como trascender en el plano físico; por lo mismo lo considero mi templo, mi refugio, en mi organismo habita todo lo que necesito y pensé que la llevaba “de pechito” y que así sería siempre.

El pasado 13 de Noviembre llámese como se llame (broma, prueba u  ojetada del destino; suerte –buena o mala-; chiripa; buena o mala leche o que sé yo), otra vez un tropezón fisiológico me hace ver qué y quién soy. Me da un infarto al cerebro que ya está bajo control y con pocas consecuencias en realidad.

Una vez más me atormente y pensé que este suceso se debía quizá a algún descuido y descontrolado en mi Diabetes, dude de mí, al final yo mismo regrese a mis cabales y confié en mi mismo, estaba seguro que no, que no había faltado a mi promesa de cuidarme, que no me excedí.

Los estudios que me practicaron corroboraron que gracias a mis bueno hábitos en el control de mi Diabetes, era yo un ser humano fuerte y resistente que me permite ahora enfrentar una vez más, una condición adversa y diferente. Esto sirvió de paso para que mi familia también así lo entendiera, ellos en su mayoría pensaban que se debía a un exceso en el ejercicio.

Dicho por el médico tratante, hoy en día, sabemos que ser Maratonista es mucho más que tener pedazos de metal con listón y muchos kilómetros recorridos. Ser Maratonista me ayudo a sobrevivir a esta crisis y no pretendo dejar de serlo. Sé que tengo que arrancar de cero nuevamente, conocer nuevos límites (para romperlos), aprender nuevas cosas para poder compartir con mis semejantes.

Mi templo una vez más fue demolido, pero estoy dispuesto a volverlo a levantar. Familia y amigos: Nos vemos donde siempre… ¡En La Meta!



jueves, 26 de noviembre de 2015

El fut, yo y mis tropezones fisiológicos ...



El fútbol sigue presente en mi vida, de una u otra manera, aún a pesar de no tocar un balón desde hace más de 7 u 8 años.

En junio del 2006, mientras se celebraba la copa del mundo yo me la rifaba en Terapia Intensiva del IMSS con mi debut con Diabetes T2 por medio de una cetoacidosis diabética marca "acme". Mi hermao Jorge me mantenía al tanto de lo que ocurría y recuerdo como a lo lejos escuchaba los partidos y lamente cuándo con golazo de Máxi Rodriguez nos echaban fuera de la copa.

Ahora el pasado viernes 13/nov y como buen jugador Número 12 veía por TV a nuestra flamante selección iniciar el camino rumbo a la copa del mundo en Rusia del 2018 y entonces: ¡chin, pum, pam, tortillas, papas!

Recién terminaba el partido Vs. El Salvador me dirjí a la cocina para terminar mi cena, saqué fruta del refrigerador cuando me vino un mareo súbito muy fuerte que sí no me agarró del fregadero hubiese tenido que poner duros los dientes. A ese atroz mareo siguio un vómito incontenible, así pase una hora o un poco más, finalmente pude llegar hasta la recámara y acostarme, pero todo me daba vueltas y no paraba de volver. Patty decía que estaba yo empachado por la cantidad de cacahuates que comí mientras veía el fut, yo decía que era el mole que había guisado mi suegra en honor a una de mis cuñadas. Al final ni lo uno ni lo otro, pero seguro hubiese sido el mole.

Para el sábado por la mañana y al no haber mejoría llamamos a un médico que me reviso y diagnosticó una infección en la garganta y una leve inflamación en el oído izquierdo y que ello era probablemente la causa de mis males. Me recetó medicina y aplicamos el tratamiento.

Pero al no haber mejoría en un lapso de 24 hrs., por la tarde-noche del domingo mi esposa y hermanos tuvieron a bien a llevarme a un hospital. Comenzó la revisión e inmediatamente me canalizaron con un internista-endocrinólogo que dio el diagnóstico de infarto perímetral en el cerebro afectando la capacidad motriz del equilibrio.

Ahora siguen y vienen muchos estudios más para poder determinar la causa del infarto (trombos, coágulos) para prevenir futuros eventos, por lo tanto hay que revisar a fondo corazón y pulmones además de la choya, aunque ya sabemos que loco siempre he estado.

Con mucho miedo hice la pregunta obligada al doctor:
-doctor, ¿Voy a poder continuar corriendo maratones?
- mmmm pues no sé,  habrá que ir viendo tu evolución, por lo pronto 2 o 3 meses no, primero tienes que rehabilitar y caminar bien de nuevo antes que correr, así que ya veremos.

Y entonces es ahí justo cuando se me parte el corazón, la Diabetes me retiro del fútbol y me trajo al Running, ahora un infarto cerebral me pretende alejar del Running. Me siento nuevamente enojado, frustrado, molesto, o sea, encabronadisisisisimo porque entonces pa que tanto cuidar y cuidar lo que uno come, lo que uno bebe, lo que uno se mueve, si de todos modos va a valer queso, (no me respondan, sólo quiero hacer un poco de catarsis con mi encabronamiento)

Acepto esta nueva aventura y prometo dar lo mejor de mi para recuperar mi vida y su condición de la mejor manera posible, pero pos ya estuvo, digo yo.

Ambos, el Tri y yo como jugador 12 se nos viene un largo proceso de clasificación para llegar a Rusia 2018, pero sobre todo quiero glasear muchos caminos más y poder compartir muchas historias de vida con todos los que me rodean.

No me voy a rajar, antes muerto que rendido, firme y digno.



PD... Gracias a todos por sus palabras de aliento y mensajes, eso es mucho de lo que da sentido a la vida y hace que uno no claudique, un gran abrazo a todos, a cuidarse que nadie la tenemos comprada.